Jasmine Estrada
Se resumen en dos personas, mi madre y mi hermana. Todas venimos de hogares sistemáticamente machistas; por generaciones este patrón ha sido normalizado en los hogares; desde las experiencias que me cuenta mi mama de como en su hogar, ella la que hacia todos los oficios domésticos, hasta que tuvo madrastra y medio hermanos que “atender”. Eso no es justo, siempre lo pensé y me sentía impotente y con esa duda existencial de ¿Por qué son así las situaciones? Porque por ser mujer debería solo dedicarme al hogar y a los oficios domésticos, y el relevo me seguía a mí, no en las mismas formas pero si repitiendo de una u otra manera esa idea.
De niña mi abuelo me felicitaba, por lavar trastes, servirle a la gente, saber cocinar, limpiar, barrer y hacer todo esos oficios de “mujer”. Y no le gustaba la idea de que me pintara, ni que estuviera pegada al espejo viendo mi apariencia. En las fiestas y reuniones familiares, las niñas y mujeres son las que sirven, limpian, y hacen. Los hombres de la familia son los centros de atención, a ellos se les toma en cuenta cuando hablan y expresan sus ideas y a las mujeres casi nulo.
Ahora regreso a mi inspiración vinculada con mi hermana, ella nació con síndrome de Down.
De niña siempre había jugado con mis dos hermanos, y mientras yo tenía muñecas y trastecitos, ellos sus soldados, pelotas y videojuegos aunque también me les unía y jugué todo eso de “varones” (que bueno, nunca me lo prohibieron) en ese tema fueron abiertos, sin embargo siempre con limitaciones por ser la “niñita”; veía que ellos dos se podían llevar y yo pues me sentía sola, y quería tener una hermana, en ese tiempo cuando era “cristiana” o creyente de un dios, me hinque un día en el baño de mi casa a pedirle que me diera una hermana. Y pues claro mágicamente, mi mama ya tenía la gran panza y ella me decía que ya venía alguien en camino.
Antes de irme al colegio en la mañana, despedía a mi mama de un beso en el cachete y otro en su panza muy convencida: “adiós, hermanita” .
Y cabal cuando nació un 21 de enero de 2005 yo andaba en casa de una niña que fue mi mejor amiga, y fuimos al quirófano y la vi en esa cunita y me alegre tanto, fue el día que sentí amor, y mi mama acostada en la camilla, inyectada y con los ojos de cansancio, obviamente yo en mi mundo de niña despreocupada.
Solo recuerdo que viajaban a la capital, para visitar doctores y así, hasta que al año y media os la empezaron a llevar a FUNDABIEM, nunca mi mama nos sentó y nos dijo, “su hermana es diferente” simplemente se llevaba una vida aparentemente normal yo la acompañaba y me fije de un mundo totalmente marginado, o bueno nunca nos lo enseñaron en el colegio, en la iglesia, o en el hogar, a menos que te toque a vos, o a una persona de tu familia. Desde ese momento le agradezco a mi mama porque ella JAMAS nos pintó un panorama con estereotipos.
Volviendo al día donde vi a muchas diversidades en niños y niñas, recuerdo ver a madres con bebes en la espalda, uno de una mano, y otro niño de la otra. Niños con parálisis cerebrales, niños con autismo y niños con síndromes que hasta ese día había escuchado.
Era un ambiente bonito desde mi punto de vista, estaba feliz por acompañar a mi hermana, quizá en realidad no entendía muy bien la situación como si estuviera en el papel de una madre, quizá triste, asustada, acomplejada, nerviosa o desesperanzada. A mi mama siempre me mostro buena actitud.
Hay muchas situaciones en las que te tocan vivir, y de no ser así no las visibilizarías. Si no tuviera hermana seguramente no sabría de este mundo, pero como lo viví, lo entiendo. Y siendo hermana.
La experiencia en fundabiem sigue pero hago mención de estas, para entender las diversidades y así poder entender más la inclusión.
Así como en el feminismo y los tipos de feminismos, que son inclusivos dependiendo de tu entorno y de tus necesidades, haciendo esta analogía, yo incluyo a mi hermana Sofia porque ella es mujer y con discapacidad (llamémosle así, porque yo la observo, convivo con ella y realmente no lo veo así).
Si de por si las mujeres ya somos excluidas y marginadas, te imaginas ¿Mujer y con discapacidad?
Yo quiero que mi hermana tenga las mismas oportunidades que cualquier otra persona, que tenga por seguro sus derechos humanos y fundamentales.
El camino no ha sido fácil con las limitaciones de una sociedad opresora.
Que no la crean capaz
Que las personas no entienden de discapacidades, síndromes y enfermedades.
Que las personas por ignorar estos temas crean, que son retrasados o que se refieran como personas especiales, como comúnmente escuchamos ese término, disfrazado del desprecio. Todas estas personas siguen siendo normales porque son parte de una sociedad.
Sofia es mi inspiración, porque me ha demostrado que no existe nada imposible, y que la vida nos la dio por un propósito. La vida no se equivocó en ponernos a Sofia en nuestro núcleo familiar.
Ella desde que inicie la carrera en la U, me dice abogada, la que me ve como nunca nadie me ha visto y me ha amado de una manera indescriptible.
Mi mama Mónica y mi hermana Sofia, son mi razón de ser, mi lucha a diario, mi motivación, mi honor, mis promotoras (también mi gata Isis), lo que sé, es que lo que hago y por lo que me muevo es por ellas, porque las amo y quiero que mis próximas generaciones, vivan libres de violencia, libre de prejuicios, de machismos, de sexismo, de clasismos, y de racismos.
EXIJO UNA VIDA PLENA Y LIBRE. EXIJO UNA SOCIEDAD DIVERSA, EQUITATIVA, JUSTA E IGUALITARIA.
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